El municipio de Escorca se presenta como un paraíso para los amantes de la naturaleza, la historia y el cicloturismo. Este pueblo de montaña es uno de los más altos de Mallorca. Ofrece al visitante una mezcla única de paisajes naturales impresionantes, rutas ciclistas desafiantes y una rica herencia cultural. Está ubicado en un punto privilegiado de Mallorca, la fascinante la Serra de Tramuntana, declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en el año 2011.
¿Qué hacer en Escorca?
Para los cicloturistas, Escorca es un destino ineludible. La carretera de Sa Calobra no solo es una proeza de la ingeniería sino también una de las rutas ciclistas más espectaculares y desafiantes de Mallorca. Esta ruta serpenteante ofrece vistas asombrosas y es una verdadera prueba de habilidad para cualquier ciclista.
Además, las rutas en bicicleta de alquiler alrededor de los embalses de Cúber y Gorg Blau ofrecen panorámicas de ensueño. Se trata de dos rutas aptas para todos ciclistas, independientemente de su forma física. Los más aventureros pueden intentar el descenso desde Escorca hasta el Torrent de Pareis. Si te atreves con este recorrido, lo mejor es que lo hagas el mes de mayo o de septiembre.
Uno de los principales atractivos de Escorca es el Monasterio de Lluc. Este emblemático de Mallorca es considerado el centro espiritual de la isla. En su interior alberga la venerada imagen de La Moreneta, la virgen de Lluc. Este impresionante monumento renacentista es un centro de peregrinación, y un punto de encuentro para aquellos interesados en la historia y la cultura de la isla.
El alojamiento en Escorca es limitado. No obstante, una buena opción es hospedarse en el histórico monasterio de Lluc, que dispone de habitaciones y apartamentos. Esta opción garantiza una estancia cómoda y tranquila, con despertares a las vistas impresionantes de la Serra de Tramuntana.
En cuanto a la gastronomía, Escorca arropa dos restaurantes de gran popularidad. Uno de ellos es el restaurante Es Guix, donde podrás degustar platos de la cocina tradicional mallorquina, en un ambiente acogedor con vistas a una piscina natural. Además, el Bar y Restaurante Ca s’Amitger ofrece opciones más informales en la entrada del santuario, ideal para recargar energías después de un día explorando la zona.